Hay pocas cosas ciertas, o por lo menos, casi irrefutables. Una de ellas es que siempre la vida florece alrededor de los árboles. Otra, que los árboles no viven sin agua. Al contrario, se secan. La tala forestal y las represas no sólo implican el dominio humano y corporativo sobre la naturaleza, sino que también la destrucción de toda fuente de donde emana la vida. La defensa del planeta, por todos los medios posibles, no es sólo una cuestión de autodefensa, sino que también de sobrevivencia.
-- El jardín de las peculiaridades